Confundida con un gato, pero de los buenos.

Ayer me encuentro skypeando con mi madre (yo: Buenos Aires, ella: London), cuando de pronto me comenta que mi sobrino (London) me había confundido con una modelo/actriz que vió en una revista del estilo Paparazzi, pero londinense (periodismo amarillo como sus dientes.) Lo primero que cruzó mi mente fue lo mucho que debe quererme mi sobrino – “sólo él podría confundirme con ella” pensaba yo, sin siquiera conocerla.- Por lo que decidí corroborarlo con mi madre.

Vulgar: y pero quién es la chica? Me parezco?
Madre: sí, tienen las dos ojos claros, el pelo así ondulado..
Vulgar: jajajaja qué divino!! Quiero verla, por qué no pones la revista en la pantallita?

Mi madre puso la revista, pero lo único que logré ver fue una imagen toda pixelada, de una rubia de rulos. Entonces tuve otra mejor idea: preguntarle el nombre y googlearla. El siguiente fue el resultado.




Sí, un gato. Ni actriz, ni modelo. GATO.

Muy adentro mío (muy), me dió un poco de gracia. Pero remitiéndome a los hechos, lo único me demuestran es que mi sobrino me tiene registrada como una mujer vulgar. Y llegué a dos conclusiones, que paso a enumerar.

1. Los chicos, los locos y los borrachos, además de decir siempre la verdad y poder ver fantasmas, también son los únicos que pueden ver los alter egos de las personas.
2. Me visto como un gato barato (por suerte tengo demasiado rasgos finos para serlo, sino quizás que alguno ya me hubiera ofrecido un billete por la calle.)