miércoles, 28 de enero de 2009

NOTA MENTAL

A veces me pregunto si es que estoy creciendo o es que me están domesticando.

domingo, 25 de enero de 2009

NOTA MENTAL

Llega una edad en la que tenés que elegir entre los mejores y los peores. Los del medio, están todos tomados.

* Cabe aclarar que esta observación está basada en casos reales, pero no propios. Afortunadamente, el tiempo no me apremia, todavía.

martes, 20 de enero de 2009

10 cosas de los hombres que te bajan la libido

Entiendo que a la hora de la procreación, el hombre es mucho menos quisquilloso que la mujer para elegir con quién relacionarse. Yendo a los  niveles más básicos de nuestra biología, podemos notar que la mujer puede preñarse de un único macho (a la vez, claro); mientras que el macho puede preñar a muchas.  Con esto quiero decir que, para la mayoría de los hombres, todo bicho que camina va a parar a la cocina (o al cuarto, o al auto, o a la sala de fotocopias, etc.) En cambio, las mujeres somos mucho más analíticas y detallistas (rompehuevos.) 

Es así como ellos destacan la cualidad de una mujer (por ejemplo, si una mujer tiene pies feos, pero un orto supremo, destacan el orto supremo; si tiene gomas, pero es una pelotuda, destacan las gomas; o si es súper inteligente, pero indable, se la agarran en una noche de borrachera); mientras que nosotras, destacamos los defectos (que se nos convierten en un fiambre en una ruta. Ese que no querés ver, que querés pasar de largo, pero que no podés evitar girar la cabeza y mirar. Y cuando lo viste, esa imagen se te impregna en la retina, y ya no hay vuelta atrás.)


 10 cosas de los hombres que te bajan la libido




1.   Tu forma de vestir.

Muchas somos las que nos hemos desenamorado de un hombre por su vestimenta, ya que la ropa es más que lo que nos tapa el cuerpo. El vestuario habla de un sentido de la estética, y a toda mujer le gusta saber que su chico sabe elegir. Por eso le decimos NO a la riñonera (dejémoslas para cuando tengamos 60); NO al buzo atado en la cintura (como la leche, después de los 7 ya no se digiere); NO al slip (son el equivalente a bombachudos beige); y sobre todo, NO al pantalón al huevo (solo las mujeres podemos usar pantalones ajustados.)

 

2.    Descubrir que no es fana del agua pato.


Una vez salí con un muchacho que no era muy amigo del agua (una etapa oscura de mi vida.) Claro que lo obligaba a bañarse cuando se encontraba en mi presencia. Luego de unos meses, entramos en confianza, hasta que un día en el que volvió de jugar al fútbol me preguntó si podia no bañarse. A lo que yo contesté que por supuesto, tanto como yo podia dejar de depilarme.


3. Caballeros, no caballos.

Si bien a lo largo de la historia, cientos de miles de mujeres murieron luchando por la igualdad de géneros, yo creo que un poco se pasaron. Los hombres y las mujeres no somos iguales, no tenemos las mismas funciones biológicas. Ellos son naturalmente los protectores; y nosotras, las protegidas. Por eso, las mujeres gustamos de los hombres caballeros. Esos que toman la iniciativa, te dejan pasar o te esperan afuera de tu casa hasta que entres.

Claro que nada en extremo es bueno, ya que el exceso de caballerosidad, roza la cursilería. Cuidado.


4. Que coma poco.

Las mujeres nos medimos siempre por comparación (si sos más linda que su actual; si estás más flaca que antes; o si seguís así, vas a quedar como tu vieja.) Entonces que un hombre coma poco, nos da la sensación de que se va a achicar, cosa que automáticamente, nos agrandará a nosotras. Y claro, a nosotras no nos gusta agrandarnos. No en ese sentido.


5. Poca experiencia.

Salvo que seamos la Sra. Robinson y busquemos eso específicamente, claro.

Y las mujeres somos curiosas por naturaleza, nos gusta aprender y que nos enseñen. Por eso siempre somos las primeras en pedir indicaciones cuando nos perdemos; o las que hacen de colegialas en los comerciales del *2020. Jamás le confieses a una mujer que el alumnito sos vos.


6. Hablar como bebé.

Creo que no hay explicar por qué no nos erotiza escuchar a un orangután peludo de 30 años, hablando como un niño de 2.  Pero a los que hablan como bebitos, se merecen que les limen los testículos hasta dejarlos eunucos.

 

7. Las mujeres de su vida.

Todas sabemos que si nos hablan de su ex, es porque todavía siguen enganchados. Y no nos gusta perder el tiempo con un pibe que está con vos, pero pensando en otra chica (y contándonoslo.)  Como tampoco nos gustan los que están enamorados de sus madres, porque ésta será siempre la única.

 

8. La boca es la puerta.

El cuidado bucal nos cuenta bastante de la higiene personal. Y a las mujeres nos gusta mucho que todo tenga color a brillo. Por eso, cuando al principio de la nota hablé sobre el fiambre en la ruta, en realidad estaba refiriéndome a la pastita blanca en la comisura de los labios.

El aliento también es importantísimo. Por eso, salvo que vayan por la vida con un frasco de Lysterine, las mujeres odiamos a los close talkers. Esos que te hablan tan de cerca, que te obligan a retroceder. Sepan que lo mismo hacen con la actitud.

 

9. Esclavitud.

Así como a los hombres muchas veces les deja de gustar una mina cuando les dá pelota, a las mujeres nos deja de gustar un hombre en el exacto instante en el que sentimos que está esclavizado, adiestrado o castrado.

Uno motivo es, tal vez, porque nos gusta que estén con nosotras por elección, y no por obligación; aunque nuestra manía de controlarlo todo a veces diga lo contrario.

Por otra parte, creo que el único amor incondicional deberúa ser el de tus padres, que siempre van a entenderte y aceptarte tal cual sos (?), hagas lo que hagas. No está bueno saber que no necesitás esforzarte para que el otro se quede, porque ahí es donde hay relajo de esfínteres y se va todo al demonio (por no decir a la mierda.)

 

10. Que tarde más que vos en arreglarse.

Basta con esta historia de los metrosexuales. A las mujeres nos gustan los-ma-chos. Esos monos que comen con la boca abierta, que se dan vuelta el calzoncillo cuando lo usaron solamente una vez, los mismos que tienen barbita de 3 días y que no se saben hacer ni un huevo duro. Esos que nos hace sentir necesitadas, porque no sobrevivirían un día sin nosotras (bueno, también somos exageradas.)

 

En conclusión: si alguna vez una mujer desapareció de tu vida como ninja punk con bomba de humo, ahora sabés por qué lo hizo.

jueves, 15 de enero de 2009

Cómo distinguir a una chica fácil

En esta nueva sección revelaremos al público masculino, los secretos más íntimos y prohibidos de las mujeres (que puedan ser develados en público.) Y compartiremos con el público femenino, técnicas milenarias para utilizar con los hombres.*

En este primer ejemplar, explicaremos cómo reconocer a una chica en o-fer-ta. Fácil !

Una chica en oferta se distingue de una que no lo está, por la cantidad de abrigo que lleva en invierno y por el largo de la falda en verano.**

Así que muchachos, quedan advertidos. Si ven una mujer desabrigada en invierno o con la pollerita muy corta en verano, no se esfuercen: con un par de mojitos alcanza.

*Con esto me estoy prendiendo fuego grosso.

**La única excepción a la regla, es si la chica tiene rodillas/talones feos, razón por la cual queda eximida de toda culpa y cargo. Pobres... andá a lucir un macetero.

UPDATE: colaboración mediante de Roma Rodriguez, concluímos en que también hay que fijarse en el tamaño de la cartera que porta. Si es extremadamente pequeña, zorra fácil a la vista.

lunes, 12 de enero de 2009

NOTA MENTAL

Desde que la unidad de huevo rozó los 0.98 ctvs, me convertí en una mujer difícil de sorprender.

miércoles, 7 de enero de 2009

N de la

Habe tiado té caliente sobe el teclado, me sivió paa dame cuenta del valo que tiene "la leta que va ente la q y la s" en mi vida.

lunes, 5 de enero de 2009

NOTA MENTAL

Hasta que no me pueda operar el metabolismo, me va a dar bronca que otras puedan operarse las tetas.

viernes, 2 de enero de 2009

Los Auténticos Hombres de Dios

Los Auténticos conforman una tribu que mora en el desierto australiano. Se dicen los habitantes más antiguos del Planeta, ya que se consideran los descendientes más puros de los hombres originales. Viven en completa armonía con la Naturaleza, que utilizan sin perturbar al Universo y piensan que el paso del tiempo cumple el único propósito de permitir que las personas se vuelvan mejores, ya que no ven nada especial en hacerse viejo (que ocurre eventualmente, sin exigir ningún tipo de esfuerzo.) Por eso no celebran el hecho de envejecer, sino que celebran que cada vez son mejores; de esta forma, dividen a la vida en dos partes: la que nos sirve para aprender, y la que vivimos según ese aprendizaje.

En mi caso particular, puedo decir que estoy de acuerdo con ellos y, salvo porque anden en taparrabos y coman gusanos, he decidido volverme feligresa de su doctrina (o sea, su FAN.) Lo primero que hice, fue reveer algunos acontecimientos de mi vida, para evaluar si he evolucionado como persona al día de hoy. A continuación, detallaré algunos ejemplos que se me cruzaron por la mente, para ilustrarlos un poco.

De los 0 a los 2 años: me cagaba encima y no sabía hablar, ni escribir, ni conocía muchas bandas más que María Elena Walsh.

De los 3 a los 5: estuve en un escalón de ser mejor persona, porque ya no me cagaba encima (incluso pedía cuando quería y me llevaban al baño!) Además, había aprendido a hablar y ya conocía ‘Cantaniño’ y la banda Sonora de ‘La Isla de los Witties.’ Ambas desplazaron a la Sra. Walsh hasta la tercera posición del ranking.
Mi problema en ese momento, era que todavía no tenía desarrollado el filtro entre mi cerebro y mi boca (en construcción hasta el día de hoy); es así que un día, mi madre y yo nos encontramos en el ascensor con un vecino que sufría de parálisis facial (tenía la boca hacia un costado) y yo no tuve mejor idea que preguntarle por qué.

De los 6 a los 12: la primaria fue un retroceso. Lo único bueno fue haber aprendido inglés. Pero como paso hacia atrás, fue óptimamente aprovechado como empujón.

De los 13 a los 18: bueno, digamos que en la secundaria aprendí un montón de cosas. Si tomamos a la vida como una escalera de 10 escalones, diría que en esta etapa avancé 4 como mínimo.

De los 18 a los 24 : aquí también encontré una meseta, bastante productiva igualmente; muchas idas, muchas vueltas; muchas contras, muchos pro; mucho gin, mucho yan; y así sucesivamente. Fue como la parte culminante de mi vida ‘del aprendizaje’ (aunque sé que todavía me quedan cosas por aprender.) En este momento tuve las experiencias que hicieron formar mis gustos, más que nada por descarte. No sé si alguna vez se aprende lo que a uno le gusta, tanto como lo que a uno NO le gusta (la frase puede también leerse, reemplazando el verbo por ‘querer.’)

Evidemtemente la cosa se está dando por etapas. Y, siguiendo la lógica, la que viene ahora es de ascenso. Y creo que ya comenzó el proceso: el martes pasado ya me sentí mejor persona.

Volvía a mi casa a las 4.3 am con una tentación de Frutigran color fucsia. El primer intento de conseguirlas fue fallido: en el kiosco sólo quedaban las naranjas y las amarillas, y yo tenía a las fucsias en la cabeza. Fue entonces que recordé que había visto una oferta de aquellas, esa misma tarde en Farmacity (probablemente también por eso estaría tentada.) Paré el coche en la puerta del mismo y le toqué el timbre al vendedor de turno. Lo vi acercarse con los ojos semi abiertos/ semi cerrados y me dije a mi misma que necesitaba una coartada, no podía pedirle tan solo unas Frutigran fucsias. Era una farmacia y eran las 4.30 am !!! El chico se iba a sentir muy pelotudo y yo no podía dejar que eso pase. Por ese motivo, le pedí también una caja de Curitas. Así yo me fui contenta y él no se sintió taaan boludo, creo.

Evidencia primera


Veremos cómo sigue.

jueves, 1 de enero de 2009

N dela R

Ahora sí, FELIZ AÑO NUEVO !!!