viernes, 27 de marzo de 2009

NOTA MENTAL

Si no es el momento, no es la persona.

domingo, 22 de marzo de 2009

En la medida de lo posible.

Como he expuesto con anterioridad, me considero una persona totalmente racional. Creo en la físico-química; no así en el destino, ni en las casualidades. Mi biblia es el poder de la mente y la energía que circula entre los cuerpos.

Por este motivo, atribuyo todas las uniones a la jurisdicción de la atracción. No creo en los buenos, ni en los malos desempeños; sí en las buenas o malas conexiones. Por esto, y porque me parece de persona con baja educación y autoestima, jamás me cayeron bien los ‘difamadores’: aquellos que cuentan experiencias no gratas, para difamar a sus partenaires, con el solo objetivo de elevarse ellos mismos*.

(Obviamente, no me refiero a experiencias nefastas psicológicamente hablando, porque el coeficiente intelectual es mesurable; en cambio el coeficiente sexual, no.)

La conexión entre partículas responde tanto a un aspecto primitivo de las personas que incluso se puede oler: no por nada, la gente usa perfume. Los aromas tienen la capacidad de borrar la superficie cobertora y dejar al descubierto la escencia de las personas (y las mejores son las de laboratorio.) Por eso, hasta ese que trabaja en tu oficina que no tocás ni con un puntero láser, con un buen frasco de Carolina Herrera Homme encima, puede hacerte erizar los pelitos.**

Una vez atravesado el período protocolar de las citas, cuando ya nos sentimos tan (y cada vez más) físicamente atraídos hacia una persona, al punto en el que en lo único que ocupamos la mente es en imaginar y desear la unión entre tu cuerpo y el suyo, ya no hay mucho margen para el error. A esta altura, ya poco importa la belleza, delgadez, agilidad o torpeza, puesto que ya estamos ahí, entregados y crocantes. Por esta cuestión, creo que el tamaño del miembro se carga al hombro tanta expectactiva, y no de manera equivocada: es el último peaje en la autopista hacia el amor!

Ojo, no hay nada para alarmarse (si no tienen nada), ni para regocijarse (si tienen demasiado), ni tampoco para aliviarse (si se encuentran en la media: los castaños de ojos marrones son los más olvidables, puesto que son los que más abundan); lo único necesario para un encuentro satisfactorio, es encontrar la otra pieza para el encastre justo.


*salvo que su partenaire bese al estilo ‘sapito.’ Pero eso vale porque es demasiado gracioso para no comentarlo.

** estos franceses no son ningunos giles.

domingo, 15 de marzo de 2009

NOTA MENTAL

El hombre no es de carácter goloso porque nunca ha padecido un PMS.*

* Para los que no saben ni lo que es un PMS… búsquenlo ! si son lo suficientemente grandotes como para entrar a leer mi blog sin la supervisión de sus padres, también lo son para buscar palabras en wikipedia. A ver si tengo que empezar a poner definiciones para cuando uso una palabra extraña o aluna sigla exótica. Por favor, hombres !!!**

** Perdón, estuve un poco guacha. PMS es Síndrome Pre Menstrual.

lunes, 9 de marzo de 2009

La historia del Negro. Parte II.

Luego de la breve disputa, el Negro me invitó a pasar al living, conformado por un sillón con vista a un cuadro “de muchos miles de dólares, Beba,” tan gigante como feo; un armario del Imperio Chino “o-ri-gi-nal, Beba”; y una repisa llena de fotos de la madre “modelo austríaca, Beba.”

Yo, lejos de impresionarme, comenzaba a entender que el Negro no debía conocer otrra manera de relacionarse con las mujeres, que hablándoles de las cosas que tenía o de su sangre azul. Digamos que le gustaban las ‘botineras de la vida.’* Pero yo no era una de esas.

* Mujeres con dos celulares, de los cuales uno es Nextel y tiene, en el #1 del speed dial, al Sr. Gerardo Sofovich.

Pero una vez que pude ver la situación desde afuera, entendí que no era de ‘malo’ que lo hacía. Me imaginé que tenía unos padres ausentes, que le demostraban afecto a través de las cosas materiales, y ya no lo odié tanto. Aunque también ayudó el masaje (cabe aclarar que el Negro era kinesiólgo y estudiaba para ser profesor de yoga. Conocía el cuerpo humano como, y con, la palma de su mano.)

Claro que después tuvo que volver a hablar: me contó de la cantidad de veces que lo habían parado en Miami ofreciéndole ser modelo, mientras me mostraba fotos suyas en las que parecía Enrique Iglesias.

Vulgar: me parece que vos sos medio creidito, Negro.

El Negro (levantándose la remera y, apuntándose la panza): y qué querés, Beba? Mirá estos abdominales.

La verdad es que, a veces, las mujeres también nos vemos atraídas por lo superficial de un hombre. Pero ese producto era tóxico, por mejor packaging que tuviera.

El Negro: Beba…

Vulgar: qué, Negro?

El Negro: cuándo fue la última vez que estuviste con alguien?

Vulgar: qué te importa, Negro.

El Negro: ay, dale Beba… yo te digo la mía: fue el viernes pasado. Pero estaba pensando en vos, Beba.

Mi cuerpo comenzó a producir una reacción alérgica (genuina); diez minutos después, estaba subida al auto. Pero, antes de arrancar, decidí no pensar en aquella noche como un mal momento, sino que decidí recordarla como una anécdota más en mi repertorio de ‘Historias de vida’ (lo archivé detrás del capítulo titulado ‘Quiero salir, pero no besar.’ Y delante de ‘La vez que casi nos hacen prostitutas en Perú.’); y eché a reír.

El Negro me siguió llamando (Beba, por supuesto) por un par de meses, sin poder creer que su amor no era correspondido. Debe haber pensado que ese día estaba feo.

N de la R: es un cliché de galán barato que nos llamen con apodos universales para no confundir nombres.

miércoles, 4 de marzo de 2009

NOTA MENTAL

Guardia alta es sinónimo de autoestima baja.

lunes, 2 de marzo de 2009

La historia del Negro. Parte I.

Al principio estábamos enfrentados, lo que nos permitía mirarnos cuando hacíamos Adomuka.; pero con el correr de las clases, nos fuimos acercando: yo a su lugar, y él a mí.

El Negro: me parece que esto es tuyo.
Vulgar: ah, ya la daba por perdida. Gracias.

Agarré la media de su mano y sentí cómo la electricidad me recorría el cuerpo. Me fui a sentar al escalón a fingir superación, mientras me ponía las zapatillas y esperaba que me volviera a hablar.*

* Tip vulgar para ellas: si lo hace, ya es tuyo.

A los 5 minutos, ya me estaba pidiendo el teléfono, mientras me preguntaba qué iba a hacer el fin de semana. A los 2 días, ya nos cruzábamos en el bolique y nos cerciorábamos de gustarnos con ropa de persona y no de gimnasia; a los 2 días y una frase, descubría que era tan lindo como boludo; y a la semana, que su biblioteca se conformaba por 4 libros de Osho y la colección completa de Sidney Sheldon.*

* Estoy segura de que todavía no descubrió que Sidney Sheldon no es una mujer.


PRIMERA CITA A SOLAS

Me invitó a que lo acompane a sacar a los perros, y terminamos cenando en su casa. Vivía en un dúplex en Belgrano (aunque por cómo había pronunciado la ‘ll’ de grillé cuando pidió el salmón, supe que era oriundo de Barrio Parque.)

El Negro: hoy pensé en vos todo el día, Beba.
Vulgar: sí, me dí cuenta. Me mandaste 800 mensajes.
El Negro: ay, bueno, sorry beba… decime que no te gustaron.

(En serio, me había mandado 800.)

Vulgar: y, los primeros dos, sí…
El Negro: es que te estaba probando, Beba.

(Eh ? What ? Dijo que me estaba probando ?!)

Vulgar: ah, si ? Igual no te da para probarme tanto.

El Negro rió, sin entender el insulto, y seguimos la charla. Decidí dejarlo pasar, consolándome en su belleza. Unos blablablas después, empezamos a hablar de restaurants y a competir por quién conocía más lugares; se notaba que él también gustaba de ir a comer afuera: íbamos cabeza a cabeza.

El Negro: y pero con quién vas a comer que conocés tantos lugares?
Vulgar: qué sé yo, con mucha gente… amigos, familia, con mi ex conocí muchos lugares también…
El Negro: aaah pero siempre con sponsor, no Beba?
Vulgar: no, Negro, yo trabajo.
El Negro: ay, Beba, dale… seguro que con una cena en Osaka te gastás la mitad de tu sueldo.

No podía creer lo que había escuchado. En ese instante, decidí que lo destruiría psicológicamente. Después de todo, él había pedido una probadita de mi postrecito.